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BALISTICA DE EFECTO

17 DE JUNIO DE 2014

La balística de efectos estudia los fenómenos que se producen desde el momento en que el proyectil, dotado de velocidad y un peso, y por tanto, de una energía, impacta sobre el blanco. El blanco es siempre un material más denso que el aire. Dos efectos se producen al alcanzarlo: Penetración de la bala o perdigones. Deformación del proyectil la resistencia al ser penetrado. Al alcanzar el objetivo el proyectil puede hacer explosión (a tiempos o a percusión); perforar, o sea, atravesar un blindaje haciendo luego explosión o pasando fragmentado o íntegro a otro lado, penetrar, introduciéndose en un medio sin deformarse hasta detenerse o hacer explosión.

 

La energía cinética se emplea en deformar el proyectil y penetrar el blanco. Toda la energía acumulada por la bala con su velocidad de traslación y rotación hasta que el proyectil se detenga completamente. Si bien la energía cinética del proyectil a la distancia de intercepción o interposición es básico para abatir el blanco, es preciso considerar el denominado poder de detención o parada.

 

El alcance depende fundamentalmente del calibre, velocidad y peso de la bala que se utiliza. En todo caso el alcance es muy superior al de los cartuchos de perdigones utilizados en escopetas, aun en el caso que sean cartuchos de bala.

Complejos fenómenos dependientes del tipo de proyectil, forma y material se van a producir y pueden predecirse de forma fisicomatemática, sin embargo en las cacerías ocurren siempre imprevistos y la teoría o incluso la práctica del laboratorio no es siempre perfectamente aplicable.

 

El Establecimiento de la Posición Víctima-Victimario es Fundamental para el esclarecimiento de un hecho delictivo.

 

En el campo de la criminalística, es de vital importancia establecer la probable posición víctima-victimario para el esclarecimiento de un hecho delictivo.

 

Durante el desarrollo de un evento, en el cual una persona resulta lesionada o pierde la vida, surgen las siete preguntas de oro de la investigación criminalística, correspondiendo la de ¿cómo? la que requiere ser respondida por el tipo de estudios que permitan establecer la posición que adoptaron tanto el victimario como la víctima.

 

En el caso de lesiones producidas por proyectiles disparados por arma de fuego, primeramente se toma en cuenta la ubicación y características de las heridas de entrada y su trayectoria, lo que indica sin temor a dudas, primeramente la ubicación en que se encontraba la boca del cañón del arma utilizada y la parte anatómica que ofreció la víctima al momento de ser lesionada.

Establecido lo anterior, se está en posibilidad de determinar en un alto grado de probabilidad la posición en que se encontraba el agresor, es decir si una persona presenta una herida producida por la penetración de arma de fuego en región pectoral izquierda y con trayecto de adelante hacia atrás de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, es indicativo que el agresor se situó de frente y a la izquierda con relación a la víctima, la cual presentó la parte anterior izquierda de su cuerpo con relación a su agresor.

 

Al establecer de manera correcta la posición víctima-victimario, se logra despejar de manera confiable dudas en las autoridades que se encargan de la procuración y administración de justicia, al dar credibilidad o descarar declaraciones de indiciados, procesados, agraviados o de testigos de un hecho delictivo.

 

EJEMPLO ILUSTRATIVO.

 

CÓDIGO DE HONOR.

En el año 2000 cuando me desempañaba como Sub Director Operativo de la Policía Judicial del Estado de Morelos, ocurrieron unos hechos que marcaron la dirección del actuar de la entonces Policía Judicial del Estado de la Zona oriente con sede en Cuautla. Me vienen a la memoria los recuerdos estimulado por los hechos sangrientos ocurridos el día sábado a las 20:40 horas en la calle 16 de Septiembre y General I. de la capital potosina y en los cuales es probable que resulten responsabilidades en contra de los guardianes del orden.

 

Mi deseo es dar un ejemplo de cómo actué en una situación similar durante mi desempeño como Jefe policíaco.

 

CÓDIGO DE HONOR.

Aproximadamente a las 02:00 horas de una fría madrugada del mes de junio me disponía a acompañar al Director de la policía Judicial a su domicilio, cuando salía en compañía del Capitán Benito M. alcancé a escuchar cuando pasamos por la cabina de radio una llamada de auxilio de un compañero, Comandante de la corporación destacamentado en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, en el llamado indicaba que un individuo que conducía en estado de ebriedad una camioneta lo había chocado, que habían discutido y que el briago conductor lo había amenazado con un arma. Enviamos de inmediato el auxilio requerido y cuando mi compadre, el Capitán Benito M. ocupó el asiento del copiloto le dije que era conveniente que apoyáramos el auxilio, olía el peligro, después de insistirle aceptó que nos dirigiéramos al lugar del incidente, pero cinco minutos después escuchamos el ulular de una ambulancia, y le dije a mi Director, “Ya ve compadre, hay bronca”, aceleré la patrulla en que viajábamos, pero al llegar  al lugar indicado, no encontramos  a nadie, ni al comandante que solicitó el auxilio, ni al presunto conductor ebrio y agresor, mucho menos a los compañeros judiciales, por lo que me comuniqué a la base y me indicaron la ubicación en donde se realizaba un tiroteo. La ciudad de Cuautla en esas fechas era muy chica la ciudad y su periferia estaba llena de huertas cultivadas y  cañaverales. Nos dirigimos entre  angostas brechas y cañaverales hasta que dimos con una elegante casa, cuyo portón eléctrico estaba de par en par y en el estacionamiento del mismo la camioneta donde viajaba el agresor y atrás de la camioneta tendido en un gran lago de sangre el cuerpo sin vida nuestro compañero  el comandante Sifuentes. Escuche algunas voces altisonantes y me dirigí hasta los límites de una milpa y vi una de nuestras camionetas Lobo, me acerqué a ella y en la caja de la misma mis agentes tenían esposado y bocabajo al conductor de la camioneta y agresor, me entregaron una pistola revólver marca Colt calibre .38 especial con el que había disparado en contra del compañero. Les pedí que ya no maltrataran al detenido, los retiré,  cruce unas palabras con el agresor…¡Había algo que no encajaba…!

 

Me dirigí  nuevamente a la cochera en donde se encontraba el cadáver de mi compañero, observé su posición, estaba boca abajo y empuñaba todavía una pistola Browning calibre .9 milímetros, traté de ubicar los impactos de las balas pero no era posible, tenía que esperar al Agente del Ministerio Público  y al Médico Forense…

 

Regresé a donde estaban mis compañeros y les pedí me acompañaran a la puerta de la casa, después les ordené se colocaran en la posición que ocupaba cada una al momento del enfrentamiento…eran tres agentes de la sección de robos, me informaron que llegaron al lugar justamente cuando el Comandante Sifuentes estaba a la entrada de la casa ordenándole al agresor que se entregara, ellos tomaron posiciones, en un momento el comandante Sifuentes entró a la cochera y trató de protegerse entre la parte trasera de la camioneta y una columna de la construcción, el agresor disparó en su contra en varias ocasiones y el comandante repelió la agresión y se escucharon varios disparos más al momento que el comandante Sifuentes caía sin vida tocado por una bala mortal.

Analicé la escena del crimen, era una casa de campo perteneciente a una persona de clase acomodada, esto me lo refería la calidad y buen gusto de la construcción, la cochera tenía un portón de dos hojas que se habría con control electrónico, la camioneta del maleante estaba en su interior perfectamente estacionada frente a la puesta de entrada de la casa. Cuando llegaron los agentes judiciales a prestar el auxilio al comandante Sifuentes, vieron que del extremo izquierdo del portón corrió para parapetarse precisamente detrás de la camioneta de la Víbora, este ya se encontraba en el interior de la casa y disparó, cuando el comandante quedó expuesto al fuego durante su corta carrera mentalmente, había algo que no encajaba en la escena del crimen, ¿Qué era lo que me inquietaba?

 

Lo que me hizo dudar de que el disparo que le causara la muerte al comandante Sifuentes hubiera sido realizado por la Víbora desde la puerta de su vivienda, el proyectil hubiera impactado probablemente sobre la parte frontal o delantera del cuerpo del compañero, pero no se apreciaba a simple vista ninguna lesión, y tenía que esperar al Ministerio Público y al Médico Forense para poder inspeccionar el cuerpo y ubicar las lesiones, pero había un detalle inquietante, la posición del cadáver: se encontraba en decúbito ventral (bocabajo), y eso me llamo la atención. Y me remití a mi experiencia personal: allá por 1979, cuando me desempeñaba como Investigador de Homicidios de la Policía Judicial del Estado de San Luis Potosí, en un operativo mal planeado y peor sincronizado, al tratar de detener a una banda de asaltantes en un lugar despoblado, cuando llegué a donde se encontraban, llegué sólo, mis tres compañeros se tardaron mucho en llegar y me recibieron a balazos, yo desenfundé m i arma y repelí la agresión, pero eran cuatro pistolas contra mí, y lo irremediable uno de los disparos me impactó en la región pectoral derecha a la altura del cuarto espacio intercostal, y el proyectil atravesó mi cuerpo apareciendo el orificio de salida en la espalda aproximadamente unos centímetros arriba del orificio de entrada. Obviamente la posición del tirador de acuerdo a la trayectoria de la bala, se encontraba al frente y probablemente con una rodilla al piso, de ahí la trayectoria del proyectil de adelante atrás  y de abajo hacia arriba. Bien, pues el comentario es que al recibir el impacto lo sentí con tanta potencia que prácticamente detuvo mi carrera y me empujó hacia atrás, a punto estuve de caer al suelo…pero de espaldas es decir en ´posición decúbito dorsal, y curiosamente la bala que me lesionó fue disparada por un revólver calibre 38 especial marca Colt.

 

Es por eso que me pareció inconsistente la posición del cuerpo de mi compañero, si la bala hubiera pegado al frente, según mi experiencia hubiera caído de espaldas y no de bruces (decúbito ventral) como lo encontramos. Por lo que había que establecer la posición del verdadero tirador…Quedaba descartado a priori La Víbora.

 

 Ubiqué hipotéticamente la probable  posición Víctima-Victimario…mis dudas crecían…Me dirigí al agente Zavala y le pregunté -¿Disparaste Zavala?

-Sí, comandante hice un disparo, me contestó con voz tensa..¿Cuál era tu posición cuando disparaste?

 

Estaba detrás del Comandante Sifuentes cuando emprendió la carrera y se protegió detrás de la camioneta, fue cuando el Víbora disparo contra nosotros, yo solamente hice un disparo desde el extremo izquierdo del portón, pero disparé contra el Víbora que se encontraba a las puertas de su casa…

 

-haber acompáñame, no quiero que te separes de mi

-¿sucede algo comandante? Me preguntó con aprensión...

-nada, tu tranquilo, no pasa nada. Le contesté…

Llegó al lugar el agente del ministerio público, servicios periciales y el médico forense. Procedieron a fijar la escena del crimen y a recabar indicios y a embalarlos…Por último levantaron el cuerpo y lo trasladaron al Departamento Médico Forense. Ahí me despedí del Capitán y le dije.

-compadre, usted vaya a descansar, yo con Zavala voy al Semefo a presenciar la necropsia, el capitán me dio una palmada en el hombro y me dijo:

-Que te diviertas compadre…

 

Llegamos al tétrico edificio de la Sub Procuraduría de Justicia del Estado y nos dirigimos al lugar donde se realizaban las necropsias, todo estaba dispuesto, el Dr. Loera procedió a desvestir el cuerpo, yo estaba expectante para observar y ubicar las lesiones producidas por los proyectiles de la pistola y sorpresa…el cuerpo de Sifuentes solamente tenía un impacto de bala ubicado el orificio de entrada en la región deltoidea del lado izquierdo (músculo del hombro), no se apreciaba a simple vista otra lesión. El médico forense abdujo el brazo izquierdo del cadáver y observamos el orificio de salida del proyectil en la cara interna del antebrazo, pudimos observar otro orificio de entrada (provocado por el mismo proyectil) a la altura del sexto espacio intercostal, mientras que mentalmente trazaba un mapa y ubicaba a los contendientes para precisar quien  había disparado la bala asesina. Llegó el momento en que el Dr. Loera seccionó el esternón para dejar abierta la cavidad torácica y ver la trayectoria y daños que causó el proyectil… más sorpresas…El proyectil penetró en tórax, impactó la columna vertebral en su nivel dorsal, cambió su trayectoria hacia arriba y penetro a la cavidad  perforando la base del cráneo, lesionando gravemente el cerebro, en cuya masa quedo alojado el proyectil. Dicha lesión le causó la muerte de manera fulminante al Comandante Sifuentes.

 

Tomé el proyectil obtenido de la masa encefálica de Sifuentes, lo observé, calculé su peso, su forma  y deduje que correspondía al calibre .38 especial, que correspondía a la pistola con la que disparo el agresor, ¡pero la trayectoria no correspondía…El agresor a quien apodaban La Víbora había disparado al comandante desde la entrada de su casa, por lo que si  sus disparos hubieran impactado en el cuerpo de Sifuentes, el orificio de entrada estaría en tórax o abdomen, pero estaba en el hombro izquierdo. Volví a la escena del Crimen, nuevamente coloqué a los tres agentes en sus posiciones al momento del enfrentamiento y de acuerdo a mis deducciones el disparo mortal había sido realizado por el agente Zavala, y para m i mal,  el portaba el día de los hechos también una pistola calibre .38 especial pero marca S&W.

 

Envié las pistolas de los agentes para su estudio y peritajes a la Dirección de Criminalística y Servicios Periciales de la PGJM al igual que  la ojiva recuperada de la cabeza del comandante Sifuentes debidamente embalada. Habría que esperar 24 horas por los resultados…resultados que  esperaba…Y temía.

 

Al día siguiente recibí los resultados de la Dirección de Servicios Periciales y Criminalística, con ansiedad extendí los oficios  me remití a los resultado…El proyectil recuperado del cerebro de Sifuentes había sido disparado por un revólver calibre .38 especial…Pero en el enfrentamiento habían participado dos revólveres del  mismo calibre, pero uno era marca Colt y el otro S&W… ¿Cuál de las dos armas había disparado la bala asesina? Leí el resultado de los estudios, y comprobé lo que tanto temía,  el proyectil había sido disparado por el revólver S&W calibre .38 especial, precisamente el arma que portaba y disparó el día de los hechos mi Agente, de apellido Zavala…

 

Al día siguiente  en la subprocuraduría de la Zona Oriente de Morelos se realizó una reunión extra urgente para definir cuál sería la solución al problema en que estábamos inmersos, estuvimos en la misma el Procurador de Justicia del Estado, El Sub Procurador, el Coordinador de la Policía Judicial, Agentes del Ministerio Público, Director del Servicio Médico Forense y Criminalística, el Director  de la Zona Oriente y quien esto escribe. Ya en la junta yo fui quien llevó el hilo conductor iniciando por  relatar pormenorizadamente los hechos en que perdiera la vida el Comandante Sifuentes, culminando con los resultados de los estudios de balística realizados por los peritos por la Dirección  correspondiente, poniendo especial énfasis en el hecho de que  los peritajes señalaban al agente Zavala como presunto responsable de la muerte del comandante. Después de horas de analizar y discutir el problema política y jurídicamente preguntaron cuál era la solución al problema de acuerdo a  mi criterio…Recuerdo que no lo tuve que pensar mucho y les dije que el problema tenía dos soluciones:

 

La primera falsear los peritajes de balística e intercambiar el proyectil recuperado de la cabeza de Sifuentes por uno disparado por la pistola de la Víbora e incriminarlo, al fin y al cabo él mismo aceptaba haber disparado contra Sifuentes y aceptaba la responsabilidad del homicidio, y…la segunda…

-¿Cuál es la segunda opción Comandante Julio?

 

-La segunda opción es que aceptemos públicamente que fue nuestro agente quien en un fuego cruzado disparó en contra del Comandante Sifuentes causándole la muerte…

 

Les contesté, y continué aclarándoles las consecuencias de ésta segunda opción: quedaríamos como “pendejos” ante la opinión pública, pero yo en   calidad de Subdirector Operativo absorbería la responsabilidad. El Agente Zavala iría a proceso pero con el delito de homicidio grandemente atenuado y saldría bajo fianza y…Lo más importante no enviaríamos a un inocente al infierno que es la cárcel.

 

Me preguntaron los presente por cuál de las dos opciones me inclinaba, y sin dudarlo les dije que por la segunda, que aceptáramos nuestra responsabilidad y sus consecuencias. Acto seguido me retiré de la sala de juntas para que ellos deliberaran.

 

Después de una hora me llamaron al interior de la sala de juntas y me dijo el señor Procurador:

 

-Julio te saliste con la tuya. Hemos decidido dar a conocer que fue nuestro Agente  quien en un fuego cruzado quitó la vida al comandante Sifuentes…pero tú y el Capitán M. agárrense el golpeteo  viene contra ustedes…

-Correcto señor procurador

 

Contesté mientras  mi interior se inundaba de satisfacción…Y de preocupación.

Como consecuencia de  nuestra decisión cayeron varias cabezas, primero la mi director el Capitán M. y las de algunos comandantes, inexplicablemente yo me mantuve en  mi puesto y meses después obtuve el puesto de Director de Profesionalización del Consejo Estatal de Seguridad Pública del Estado de Morelos.

 

Y de este contexto no puedo soslayar la urgente necesidad de educar y preparar a nuestras autoridades tanto procuradoras y administradoras de Justicia, así como aquellos que participan en las fases previas averiguatorias en una materia que ha sido excluida de mucho tiempo atrás en la capacitación y educación del personal referido, me refiero a la Deontología Profesional.

 

El término deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo profesional quien determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una deontología profesional periodística, de deontología  profesional periodística, de una deontología profesional médica, deontología profesional de los abogados, de los criminólogos, criminalistas y por supuesto de una deontología policial.

 

Es importante no confundir deontología profesional con ética profesional. Cabe distinguir que la ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo profesional, es decir, su objeto de estudio es la deontología profesional, mientras que, tal como se apuntaba al comienzo del artículo, la deontología profesional es el conjunto de normas vinculantes para un colectivo profesional.

Objetivos.

 

Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos rigurosos que permitan exigirle responsabilidades de muy diversa índole en relación con sus actos, de ahí la necesidad de establecer unos principios éticos. Independientemente de la propia conciencia, que debiera ser quién más rigiera el cumplimiento de los códigos morales, existe la figura de los colegios profesionales para mantener, promover y defender la deontología. Éstos vigilan el cumplimiento de determinados niveles de exigencia, de competencia y de calidad en el desempeño del trabajo de sus colegiados.

 

El Estado, al convertir a los colegios profesionales en corporaciones a través de mecanismos legales, propicia el modo de mantener la deontología profesional. Les encarga funciones públicas y les dota de la potestad de imponer una determinada disciplina a todos los profesionales pertenecientes a este colectivo.

 

Para que se pueda pedir responsabilidad por actuaciones profesionales se precisan dos requisitos: la independencia y la libertad. El profesional debe ser independiente en el momento de tomar decisiones y debe ser enteramente libre de ejecutarlas.

 

La deontología es de sumo interés para el mundo profesional, y en concreto, para profesiones que comportan una elevada responsabilidad social (médicos, abogados, docentes, psicólogos, periodistas, criminólogos, criminalistas, policías…). Esa deontología busca un equilibrio entre un determinado estilo de vida moral (lo que antes denominábamos êthos o carácter moral) y un alto nivel de profesionalidad técnico-científica. Esta doble dimensión ha de tratarse con armonía y equilibrio para una mayor dignificación de cualquier actividad laboral.

 

Pero este tema lo trataremos amplia y específicamente en otro capítulo.

Julio Alfredo  Ceballos Alonso

17 deJ unio 2014

 

 

 

LA MENTE CRIMINAL.

 

 Desde sus inicios en el siglo XIX, la explicación científica de la criminalidad ha elaborado sus planteamientos a partir del presupuesto básico del carácter singular y distinto del comportamiento delincuente con relación al comportamiento adaptado a las normas sociales y jurídicas. Y lo que es más, en este origen singular del comportamiento delincuente está implicita una base patológica del individuo que lo lleva a cabo. Y a partir del momento en que se convalida científicamente esta afirmación, el científico se permite encauzar el estudio de la delincuencia a través de formulaciones que evidencien el “por qué” y las causas de tal singularidad. Inmediatamente se opera una separación tajante entre el individuo adaptado y el delincuente, de modo que aquél que juzga este como ente distinto, y desde el momento en que se coloca como normal y poseedor de la verdad sobre lo que es bueno y malo, sobre lo que es justo e injusto, el hombre adaptado ocupa el lugar ventajoso dentro de esta relación de distanciamiento. No es sólo un distanciamiento social y psicológico sino que fundamentalmente es un distanciamiento ideológico. No hay por tanto posibilidad de integrar las acciones delictivas dentro de los atributos de la conducta adaptada. Se le podrá decir al delincuente lo que él tiene de cierto y errado, porque hizo lo que hizo e incluso se le podrá predecir su conducta futura, así como los sentimientos que le animarán para, en el último término imponerle un cambio en su manera de ser y de pesar. Por lo tanto la primera condición de que la relación de distanciamiento otorga al individuo adaptado es el apoderarse de la posición de autoridad sobre el destino del sujeto delincuente. Además dentro de otro orden de cosas, el sujeto adaptado, al considerar al delincuente como un ente distinto, provoca en sí mismo una reacción, experimenta un sentimiento de desinterés absoluto para comprender una conducta tan distinta –que se desarrolla en otra esfera de la realidad humana- y para acerarse al hombre que la realiza, y ello porque hay un impulso de rechazo, de presión hacia lo desconocido y lo diferente. Sería pues, interesante encontrar el origen de la noción de “distinto” y de “anormal” que se ha otorgado al sujeto delincuente. Si Lanzamos a una mirada hacia atrás en el tiempo, con anterioridad a las teorías biológicas de la criminalidad del siglo XIX, veremos que en un principio, antes del siglo XVII, no hay una separación entre el no delincuente y el delincuente. Es sólo a partir del siglo XVIII, cuando por la ineficacia del modo de producción feudal y la comercialización del campo (Ignatieff, 1978), se expulsa a los campesinos y trabajadores, lo que fuerza su llegada a la ciudad en la época de la incipiente mercantilización (Dobb, 1971). En Inglaterra las Leyes de Encierro de 1640 protegen la separación de elementos comunales distinguiendo entre los campesinos de iure (o residentes legales) y los campesinos de facto, que son expulsados de las tierras. Es en este momento cuando el campo deja de incorporar a sus elementos pobres tal como lo había estado haciendo, aceptando como costumbre el derecho a utilizar la madera, las albercas, la leña, la paja, las hierbas, etc., y utilizando a los labriegos para trabajos menores en las recolecciones y otros menesteres estacionales. De modo que la satisfacción de las necesidades de los pobres se inscribe dentro del marco económico de autosubsistencia de la comunidad o de la comarca. Hay, pues un cambio sustancial que se formaliza en la promulgación de las primeras leyes represivas que castigan justamente aquellos actos que implicaban el ejercicio de los derechos consuetudinarios. Este cambio produce una transformación profunda en la actitud social hacia el no integrado, cuyas repercusiones podríamos representar como la expansión de las ondas causadas por una piedra lanzada en un estanque; el fenómeno se va multiplicando, tornándose más complejo para convertirse en el mayor y más grave problema a medida que las incipientes ciudades primero, y más tarde los centros comerciales y manufactureros, se ven abarrotados de individuos incapaces de ser asimilados por la nueva ley de mercado. A partir de aquí se forma y fundamenta la noción valorativa negativa de un comportamiento “distinto” propio de la categoría de individuos no integrados, que se legitima justamente a través de la promulgación de leyes represivas. El delincuente pasa a ser asimilado a distintos tipos, como el de vagabundo, el ocioso, el pobre, el loco, la prostituta, como categoría social más o menos singular en razón del rechazo social de que son objeto. LA MENTE CRIMINAL. El perfil de una persona que comete un delito no es único. El delincuente puede ser desde un menor de edad hasta un adulto mayor. Puede ser hombre, mujer, blanco, negro, oriental, mestizo y de cualquier nivel socioeconómico. Es decir cualquier miembro de la sociedad puede eventualmente infringir la ley y cometer un delito. En la mayoría de los casos es posible evidenciar una pérdida del control de las funciones mentales, bien sea en forma temporal o permanente. En el primer caso, los delitos asociados a una pérdida del control temporal de las funciones mentales, las causas son variadas e incluyen situaciones de estrés, miedo, celos, abuso de alcohol, uso de substancias alucinógenas. En el segundo caso, la pérdida permanente en el control de las funciones mentales, las causas incluyen patologías que alteran la estructura y función cerebral. Aquí se incluyen enfermedades como las esquizofrenias, estados maniaco-depresivos, secuelas de traumas cerebrales, presencia de tumores y alteraciones en el desarrollo neurológico. Este panorama complejo implica que los procesos judiciales y sus sentencias deben ajustarse de tal manera que contemplen no solo el castigo o penalización, sino que además contemple los procesos de resocialización y estrategias para impedir la posibilidad de reincidencias. Los crímenes cometidos por un individuo con capacidades mentales dentro de lo normal pero bajo estrés, los cometidos por un adicto y los cometidos por un enfermo mental deben considerar diferentes variables: tipo de delito, potencialidad para rehabilitación y posibilidad de recidiva. El doctor Zakaria Erzinclioglu autor del libro Forenses (Grupo Editorial Tomo de C.V.) se pregunta: ¿Por qué algunas personas cometen crímenes? ¿Por qué hacen eso, mientras que la mayoría de nosotros paremos no tener dificultades en tener vidas que cumplen con las leyes? ¿Qué convierte al ser humano en un monstruo? Las anteriores son preguntas que tienen que ver con la mente humana, un tema lleno de dificultades. El autor del libro nos hace una advertencia: “Si algunos de mis comentarios parecen estridentes, solicito su indulgencia, ya que son asuntos de suprema importancia y no se pueden tratar con superficialidad.” Es necesario sujetar las ortigas con firmeza, tomar al toro por los cuernos y ver los problemas directo a los ojos. Muchas personas tienen una creencia casi ciega en la ciencia y a menudo se encuentran poco dispuestas a contradecir sus hallazgos; pero la ciencia no es omnipotente y a menudo falla en serio, en especial en la sensible área de la conducta humana, No toda la ciencia es científica, como veremos. Nos advierte el Dr. Zakaria: “Sin embargo antes de que continuemos, me gustaría dejar otro punto claro por completo. Algunos académicos son famosos por sus tendencias las disputas amargas, ocultando su antipatía personal con una simulación de debate científico. Le aseguro al lector que las críticas que hago a continuación no surgen de un motivo tan vil, y por esta razón, no nombraré cualquier individuo con el que no esté de acuerdo. No trato de ser ingenioso o gracioso cuando digo que algunas de las personas con las que más estoy en desacuerdo sobre estos asuntos están entre mis mejores amigos. RAZONAMIENTO FALSO E ILÓGICO. Existe una historia, que con sinceridad espero que sea apócrifa, sobre un científico que estudiaba ranas. Colocaba una rana en la mesa del laboratorio, luego acercándose al animal, le gritaba con fuerza. En forma invariablemente, la rana saltaba en la mesa. Entonces el científico decidió llevar más allá su investigación. Tomó una rana y le cortó las patas, luego la puso en la mesa como antes, acercándose y gritó con fuerza, pero la rana no se movió. ¿Por qué? Era claro que la rana no saltó porque ya no podía escuchar, y ya no podía escuchar porque se le habían quitado las patas. Conclusión: ls ranas escuchan con las patas. Es la imagen del idiota sabio; el hombre erudito que, con toda su erudición, es un tonto. Aunque nunca he encontrado un ejemplo tan vergonzoso de razonamiento falso en un científico, es sin embargo cierto que algunas áreas de la ciencia abundan con ejemplos de razonamiento ilógico por completo, que no están tan lejos de nuestra divertida historia de la desafortunada rana. La psicología, por su propia naturaleza, es un tema que debe atraer a cualquiera interesado en la gente y la sociedad en general. Sin embargo, como un campo de investigación humana descriptiva más que explicativa o predictiva. Por lo tanto, antes de examinar las formas en que psicólogos y otros han tratado de explicar o predecir la conducta humana, criminal o no, primero consideremos su contribución a la descripción de la conducta criminal. Hacer perfiles psicológicos o de “delincuentes” es el campo de la investigación que trata de describir la actitud mental y los antecedentes generales de una persona que ha cometido un crimen, con la meta de ayudar a la policía para encontrarla. Las pistas que deja atrás el criminal se pueden emplear para construir una imagen de su mente. Por ejemplo, se dice que casi todos los asesinos seriales son blancos, no negros, comentario que se podría considerar racista si hubiera sido al revés. Si un crimen toma algún tiempo para ejecutarse, como el asesinato, la violación y la mutilación posterior de la víctima, se interpreta como que el criminal debe haber estado familiarizado con el área, ya que no hubiera pasado tanto tiempo en un lugar desconocido para él. También se considerará probable que un asesino serial, en especial cuyos crímenes son horribles en particular, debió tener una infancia infeliz, que procede de un hogar roto o que se abusó físicamente de él cuando era niño. Hasta el momento, todo bien; todo tiene sentido. Lo que es más, estos perfiles casi siempre muestran ser ciertos cuando se atrapa al delincuente. Por lo tanto ¿Cómo terminará el asunto? Bueno, no, ya que es mucho lo que preocupa respecto a cómo se usa e interpreta una información así. Consideremos primero esta pregunta: “¿No es probable en forma intuitiva que un crimen violento resulte ser infeliz?: la respuesta con seguridad será: “Si”, y nos sentimos tentados a decir que no necesitamos un psicólogo para decirnos esto. Es peor el problema que se produce al hacer la siguiente pregunta: “Si un criminal tiene características X. ¿esto significa que las personas con características X son criminales?”, Me doy cuento que no es esto lo que los especialistas en hacer perfiles de delincuentes dicen, pero es lo que parece que dicen otros psicólogos, ya que, como grupo, los psicólogos tratan de explicar el comportamiento humano, en otras palabras, hacen la pregunta en la forma contraria…la segunda mital de la pregunta en la última oración. SOCIOBIOLOGÍA. La Sociobiología se ocupa de investigar las bases biológicas de la conducta social, desde una perspectiva teórica fundamentada en la premisa de que ciertos comportamientos sociales tienen una base genética y que los procesos evolutivos favorecen aquellas conductas que mejoran el éxito reproductivo y la supervivencia. Se trata de una traslación de los principios evolucionistas, que regulan el desarrollo de las características físicas compartidas por los miembros de una especie, a las características de comportamiento de las distintas especies animales, incluido el ser humano. El fundador de esta teoría fue el biólogo americano Edward Osborne Wilson quien, tras sus trabajos sobre los efectos de la selección natural en ciertas sociedades biológicas, como los hormigueros, extendió sus conclusiones a otras comunidades animales. Los resultados de estas primeras investigaciones, que sentaron las bases de la sociobiología, fueron publicados por este autor en un libro, publicado en 1975, que llevaba por título: Sociobiology: The New Synthesis (Sociobiología: la Nueva Síntesis). La sociobiología estudia las bases biológicas del comportamiento social de animales gregarios; algunos asuntos, como la agresión, la territorialidad, el sistema social, el altruismo o la selección de pareja, son especialmente contemplados en los desarrollos teóricos sociobiológicos. Por su aproximación interdisciplinar, la sociobiología es una síntesis de los conocimientos derivados de la neurobiología, la etología (el estudio de los patrones de comportamiento de los organismos en la naturaleza), la ecología (el estudio de las relaciones que se dan entre los organismos y su entorno) y la genética. Basándose en ellos, esta disciplina pretende extraer principios generales aplicables al estudio de las sociedades animales. Su carácter innovador reside, precisamente, en la combinación de la tradición etológica y psicológica con los fundamentos ecológicos y la genética de poblaciones (muestra cómo los grupos sociales se adaptan a su entorno por evolución). De esta manera, los sociobiólogos afirman que los patrones de comportamiento surgen, se ven modificados y llegan a desaparecer, a través de la selección natural. El aparato experimental de la sociobiológica se fundamenta en la comparación de modelos sociales de especies gregarias. Así, cada forma de vida puede ser considerada como un experimento evolutivo, el producto de millones de años de interacción entre los genes y el ambiente. En cierto modo, la sociobiología puede relacionarse con la Memética, la teoría del "gen egoísta" de Dawkins Después de dar la definición de la Sociobiología, es importante considerar sus principales contribuciones a la ciencia. Esta área de la biología trata de explicar la conducta social humana en términos de conducta y biología animal, su principio básico es que toda la conducta social, está determinada genéticamente. En lo que se refiere a la sociedad humana, lo que los sociobiólogos están diciendo es esto: los seres humanos exhiben ciertos rasgos de personalidad, se organizan en grupos (familias, tribus, naciones, etc…), van a la guerra, cooperan, cuidan de sus crías, etc. Dicen que estos rasgos son controlados por genes y por lo tanto, l naturaleza humana evolucionó por medio de la selección natural, en forma muy parecida al cuello de la jirafa o a la trompa del elefante. En pocas palabras, afirman que la naturaleza humana está predeterminada genéticamente, en el sentido de que los genes humanos no sólo dejan a las personas hacer ciertas cosas, sino que los obligan a hacerlas. Uno de los argumentos empleados para justificar esta creencia es el hecho de que ciertos hábitos de conducta parecen estar muy extendidos en la gente de todo el mundo. Por ejemplo, dicen que como la guerra ha sido una actividad humana tan común a todos los pueblos durante la historia, debe ser una característica genética. El autor de un libro reciente justificó este tipo de creencias diciendo que como la moralidad es más antigua que la iglesia, la cultura más antigua que Babilonia, la sociedad más antigua que Grecia, el comercio más antiguo que el estado, estas características deben de ser genéticas y que sus raíces están en los “eslabones perdidos” con otros primates. El Dr. Zacaria Erzineclioglu considera que la primera falla de este argumento es que sólo porque un característica esté extendida, no significa que por necesidad que sea genética. En efecto, todos los habitantes de Francia hablan francés, pero esto no quiere decir que exista un gen de este lenguaje. Aunque la constitución genética del pueblo francés, permita que hablen ese idioma, no o causa, ya que un que se cría en Inglaterra hablará inglés, no francés, y un niño inglés que se críe en Francia hablará francés, no inglés. De cualquier manera cualquiera puede usar una computadora si se le enseña cómo usarla, sin embargo debe estar claro que no ha evolucionada jamás un gen para el uso de las computadoras. LAS SUPUESTAS RAÍCES DE LA CRIMINALIDAD. Entonces ¿dónde está la respuesta? Muchas personas creen que está, de hecho, en la genética, o al menos en la biología. Es una opinión general, que mantienen muchos científicos capaces, además de otros hombres y mujeres inteligentes. Es justo que mencione este hecho, ya que estoy en desacuerdo con ellos.. Por lo tanto debe de comprender el lector que los puntos de vista que voy a exponer no son por fuerza los puntos de vista ortodoxos de la ciencia como un todo. Existen dos razones fundamentales de que yo discrepe. La primera razón es que no hay evidencia de que l criminalidad se herede en los genes, ni se podrá encontrar esa evidencia. Si parece un punto de vista sorprendentemente extremo, consideremos lo que queremos decir cuando usamos la palabra “criminalidad”. Creo que todos estarían de acuerdo en que la criminalidad es un tipo de conducta que ofende nuestras creencias morales, o conducta que n o está permitida por la ley. Por lo tanto, es un concepto moral, o uno legal, pero no es uno científico. Ninguna cantidad de estudios genéticos nos dirá si cierto tipo de comportamiento es “correcto2 o “equivocado”, hablando desde el punto de vista moral, o legal. Los estudiantes que se opusieron a los tanques en la plaza de Tiananmen eran criminales en China, pero héroes en el resto del mundo. Entonces estoy sugiriendo que se debe de abandonar toda investigación científica de las causas de la criminalidad? No del todo, pero debemos tener en claro por completo cuales son las características que estamos investigando. La agresión se puede equiparar con la criminalidad, pero una persona agresiva no es por fuerza un criminal y, de hecho puede ser un miembro digno de la comunidad. Todo depende de “canalizar” esos instintos agresivos heredados o no. Es necesario plantear otro punto, un poco más perturbador. Los genetistas que afirman estar estudiando la criminalidad casi siempre se ocupan del crimen violento, casi nunca de los que podríamos llamar crimen de “Cuello Blanco”. Eso podría ser porque aunque es fácil (aunque erróneo) igualar la agresión con la criminalidad, no existe un tipo patente de conducta que se asocie con defraudar a nuestro empleador, traicionar a nuestro país, o incluso deslizar algo de cianuro a la bebida de alguien. Si la “criminalidad” es heredable. ¿qué palanca conveniente podemos usar para afirmar que existe un gen para eso? Por supuesto la respuesta es que no hay uno. Ahora llegamos a la segunda razón de por qué no creo que las teorías genéticas puedan explicar en forma adecuada las causas de la criminalidad. El índice de criminalidad sube y baja en diferentes momentos. ¿Qué se puede concluir de esto? ¿Es posible que la estructura genética de la gente cambie una y otra vez con los años para producir tales fluctuaciones en la conducta criminal? La respuesta debe ser “No”, en especial porque esos períodos en que los cambios tienen lugar a menudo son menores al período de una sola generación. Por lo tanto, invocar a la genética como causa del crimen es ignorar este hecho de que los índices de criminalidad suben y caen en asociación con cambios en el entorno económico o político. Esto no significa por fuerza que tratamos con un caso de causa y efecto, pero es una correlación que vale la pena considerar y explorar más. LAS CAUSAS DEL CRIMEN. Entonces, ¿cuáles son las causas del crimen? La necesidad apremiante de una respuesta a esta pregunta de importancia vital está unida a la gran dificultad de encontrar ese tipo de respuesta. Se han examinado las posibles causas subyacentes, físicas, psicológicas, morales, sociales y económicas, y no han podido producir una explicación satisfactoria. Esto es desconcertante, ya que en teoría, la respuesta se debe encontrar en la forma en que uno o más de estos con juntos potenciales de causas afectan nuestro comportamiento. Sentimos que la respuesta debe estar al alcance, sin embargo, nos sigue esquivando. ¿Por qué? La razón que se da por lo general es que las causs del crimen son demasiado complejas y con muchas vertientes, así que no es posible presentar una respuesta fácil. Esto es cierto sin duda., pero no son solo las respuestas fáciles las que son esquivas; es igual de difícil encontrar respuestas complicadas. Creo que se debe en parte al hecho de que en ocasiones las personas o los grupos proponen respuestas o soluciones que comienzan en una base estrecha. Si un político propone una respuesta, es probable que lo afecte mucho su propia posición política o ideológica. Los académicos que estudian el problema por lo general estarán investigando un aspecto intelectual particular que les interese. Otros, como la gente de la iglesia, trabajadores sociales y policías, pueden estar demasiado cerca del problema para poder dar un paso atrás y echarle un vistazo objetivo, y es posible que lo vean desde su propio y limitado punto de vista. Por lo tanto las posiciones ideológicas, científicas y emocionales a menudo dictan respuestas específicas, que muchas veces están preconcebidas en forma inconsciente, con el resultado de que es muy difícil tener una imagen completa. Además, por la naturaleza política y emocional del tema, a menudo se presentan genuinos malentendidos y a veces también se emplean confusiones deliberadas. Un ejemplo del tipo de confusión que es una mezcla de malentendido genuino y manipulación de la verdad inducida por la política se puede ver en el debate estéril y a menudo amargo entre simpatizantes de la derecha y de la izquierda respecto al papel de la pobreza cm o causa de la elevación del crimen. Los de la izquierda insisten en que la pobreza es una causa principal del crimen y que se reduciría si se hiciera más por los pobres. Los de la derecha contestan diciendo que la mayoría de los pobres siguen obedeciendo la ley y que es un insulto para los pobres sugerir que obedecen la ley menos que otros ciudadanos. Cada cierto tiempo, aparece un artículo en los periódicos, diciendo que alguna personalidad u organización conocida a apoyado un lado o el otro y que a esto se le considera una victoria para el punto de vista de ese bando. Los dos partidos políticos opuestos han seguido el debate por muchos años, sin progreso alguno. Ya hemos considerado la cuestión de la estructura biológica como causa del crimen y llegamos a la conclusión de que existen graves peligros en las conclusiones que han propuesto algunos criminólogos. Esto no significa que el estado físico de una persona no pueda afectar su comportamiento en una forma que se pueda llamar criminal. Un hombre atormentado más allá de lo que puede resistir bien puede volverse violento, incluso si no se comporta de esa manera en cualquier otro momento. Se dice que todos somos capaces de asesinar, o al menos de matar, si se dan las circunstancias correctas, y no tengo duda de que esto sea totalmente cierto. Un hombre muy bueno que conocí una vez me dijo que con facilidad pudo haber atacado y matado a un hombre que había atropellado a su esposa en un accidente automovilístico. mi amigo al principio pensó que habían matado a su esposa, y fue sólo al darse cuenta de que todavía estaba viva lo que detuvo su mano. Cuando la gente está cansada, asustada o enojada bien puede hacer algo que no haría en otro momento. Por supuesto, esto se ha sabido por largo tiempo, no solo entre ls personas en general, sino también en contextos legales, en temas como crímenes pasionales (?) o matar en autodefensa. Las circunstancias y estados fisiológicos personales no representan la mayor parte de crímenes graves. Las condiciones psicológicas, la enfermedad mental, bien pueden afectar en forma adversa l conducta de la gente hacia la criminalidad, pero de nuevo estamos tratando con casos individuales. Estas causas potenciales, estados y enfermedades físicas y mentales no pueden explicar el problema general del crimen, ni pueden explicar por qué el crimen violento ha aumentado en forma tan notable en los últimos años. Parece claro que las causas de la mayoría de los crímenes son morales, sociales y económicas, más que físicas y psicológicas. Existe una fuerte correlación (¡una terrible palabra!) entre el reciente incremento en la taza de crímenes y los grandes cambios en la estructura social y estándares de moral que han tenido lugar al mismo tiempo. Por supuesto, una correlación no por fuerza implica causa y efecto, como hemos visto, pero con Guillermo Occam en mente, es un punto inicial útil. Julio A. Ceballos. San Luis Potosí., S.L.P. a 18 de julio de 2014. P.D. Guillermo de Occam, monje franciscano que vivió a finales del siglo XIII y principios del XIV. Guillermo de Ocamm enseñó que “las entidades no se deben multiplicar más allá de lo necesario”. Esta pomposa máxima filosófica se puede expresar en forma más útil, diciendo que siempre es mejor considerar primero la explicación más simple de cualquier problema. En otras palabras, no compliquemos la situación innecesariamente. Este útil principio ha llegado a conocerse como la “Navaja de Occam”, y sostiene que las “entidades” innecesarias se pueden rasurar.

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